Después del magnifico workshop de programación, desarrollado
por Esaú Acosta y Ana Toral, donde se plantearon las herramientas generales del
proyecto, encaminadas al proceso estratégico del mismo, y tras la sabia corrección
del Esaú, reestudio mi primera propuesta programática, y reflexiono nuevamente
sobre el abandono de los pueblos hacia la ciudades en busca de una vida más cómoda,
ayudada entre otras cosas, por los nuevos inventos de tipo doméstico y la
revolución industrial. Este no es un hecho aislado de oreja, sino que afectó a
esa parte del mundo en proceso de “desarrollo” que buscaba nuevas oportunidades,
quizás sin saber lo que se perdería por el camino, lo cual estamos sufriendo en
la actualidad, con la falta de relación social, desconexión con la naturaleza,
incremento de estrés, falta de tiempo de relax y contemplación, competitividad
social, falta de afectividad, etc….
Después de este análisis, recobra más fuerza la idea de mi
proyecto donde encuentro en el territorio abandonado, un lugar que ayude al
hombre a recuperar los valores básicos de socialización y relación humana,
persiguiendo el promover actitudes más cooperativas y participativas en el ámbito
relación, laboral y social.
Desarrollo un estudio programático de las 6 terapias, que
pretendo llevar a cabo en el ámbito propuesto, analizando a partir de los
parámetros fundamentales de cada terapia, como se desarrollaría el programa que
cumpliera con las funciones requeridas. Despues de varios análisis pormenorizados,
cohesiono las actividades en tres propuestas arquitectónicas, una de mayor
peso, mediante una tipología edificatoria aislada que cubra las necesidades
básicas de convivencia, organización y desarrollo del grupo, y otras dos,
consideradas edificaciones satélites, las cuales defino como semi_abierta y Abierta_integrada en la naturaleza, donde se
desarrollaran las actividades vinculadas directamente con el entorno, según el
grado de cohesión requerido, utilizando en este caso, el paisaje como programa.
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